Introducción

Estaba nerviosa, era su primer día en el nuevo colegio. Cogió la bolsa con los libros y se comió la tostada rápidamente. El colegio era enorme, buscó la clase de 2o A. Estaba casi llena, se sentó al lado de una chica, la miró sin pensar, nunca se imaginó la gran relación que se establecería entre ellas.
Dadas ciertas circunstancias y malentendidos, Beauty y Angel, que así es como se llamaban, se convirtieron en grandes rivales. Las dos estaban enamoradas del mismo chico y sus grupos de amigas no tenían una gran relación. Siempre intentaban tanto la una como la otra hacerse la vida imposible.
Dos meses después de comenzar el instituto aquello llegó demasiado lejos, tanto que el tutor de su clase, les impuso un castigo: hacer un trabajo juntas. Todo sucedió a causa de una pelea estúpida, pero que sirvió para conducirlas a una fantástica aventura.
Quedaron en casa de Beauty. Angel llegó temprano. Intercambiaron unas pocas palabras y subieron a la habitación para hacer el trabajo. Si en alguna cosa estaban de acuerdo era en que tenían que terminar rápidamente la faena, para que aquello acabase de una vez por todas.
Sin darse cuenta reían y comentaban anécdotas de el colegio. Tenían más cosas en común de lo que creían:

- Me parece que tu y yo no hemos comenzado con muy buen pie...- se sinceró Angel.
- Ya lo creo. Pero podríamos comenzar de cero.

Las chicas decidieron reposar un rato y Beauty propuso subir a las golfas a jugar un rato con la consola que guardaba. A Angel le pareció una buena idea así que las dos subieron escaleras arriba hasta la buhardilla. Pero entonces pasó una cosa, que cambiaría sus vidas para siempre.

- Ouch! Qué es esto?
- Parece un libro...

Mientras Beauty cogía la caja con la consola, alguna cosa le cayó encima, un libro viejo y lleno de polvo. Las niñas lo miraron extrañadas. Como si alguien las coordinara abrieron el libro:

- Parece un diario... “El dia.. diario mágico de las S..Sugar Love”
- Eso me suena...
- Es el apellido de mi madre – Dijeron al unísono.

Se quedaron sorprendidas un segundo y dirigieron la mirada otra vez a aquel misterioso diario.
Se acomodaron en unas butacas y comenzaron a leer en voz alta por turnos, cada una iba leyendo una página, comenzando por la primera...